Hoy me pregunté porque el final de esta historia es tan triste...
Ser fuerte es luchar, es difícil, doloroso y es todos los días, pero es lo que debemos hacer.
Una tras otra nuestras decisiones nos llevan por el destino que construimos día a día. Cometemos errores, muchos de los cuales no solo nos afectan a nosotros. Y aun así debemos seguir y correr el riesgo de caer.
Nadie dijo que es fácil, pero eso no significa que sea imposible. No lo vemos, pero todo tiene una solución ya sea para bien o para mal. Lo importante aquí es afrontar los retos que nosotros mismos imponemos, nadie más va a vivir la vida por nosotros y esto es fundamental para crecer y seguir como individuos.
No podemos evadir las cosas, y tarde o temprano tenemos que enfrentarlas, no tenemos muchas opciones solo las ya conocidas.
Y lo podremos odiar, que sea fácil herirnos pero así es esto.
Entonces, la verdad es que nadie esta preparado para los grandes momentos, pero nuestra reacción es lo que nos hace fuertes. No hay quien diga que hacer o como reaccionar a lo que viene. Solo nos queda afrontarlo de la mejor manera posible.
Por algún lado debemos comenzar. Claro es que no podemos arreglar todo en un segundo, pero como sabemos “un camino de mil kilómetros se inicia por un paso”.
No se trata de dejar que nos pasen por encima, ni de ser egoístas, todo tiene un limite y debemos encontrarlo. Mientras exista tiempo todo puede suceder, depende de nosotros y que es lo que nos propongamos.
Solo hay dos tragedias en esta vida, no conseguir lo que queremos... y conseguirlo.
De tal modo que se ha vuelto vital el no ceder a los impulsos y pensar en las consecuencias de nuestros actos, todos las tienen y queramos reconocerlo o no, vamos a entender que todo tiene una razón de ser.
Lo mas difícil del ahora es vivir en el. Y todos tenemos el valor de aceptar lo que nos corresponda, es cuestión de tratar de entenderlo, razonarlo y afrontarlo.
Aprender a perdonar, comprender, creer y querer. Que lo imposible se puede lograr, que la vida cambia si así lo deseamos. Es lo que hacemos, no estamos solos y allí estamos unos para los otros.
La clave es no perder las esperanzas, dar todo de ti y no dejar el hubiera en el aire.





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