La incógnita más grande en mi vida ha sido el amor.
Fuimos hechos para ser felices, lo cual indica que el amor es fundamental. Puedo considerarme muy afortunada, en mi familia hay amor, sobre amigos: tengo amigos de verdad!!! Allí no hay discusión.
El problema es mi amor a otra persona…
Tengo una lista considerable en fracasos, no muy drásticos, lo clásico del tipo que no me hacía caso o del tipo que creía querer pero no, etc.
Al más reciente le debo toda una revolución, tuvo efectos y consecuencias inimaginables. Primero distinguí entre “me gusta”, “lo quiero” y “lo amo”.
“Me gusta” es físico, poco emotivo y bastante pasajero.
“Lo quiero” es algo relativamente grande, la otra persona te importa pero hay límites.
“Lo amo” es el punto máximo. No hay nada que no se haga, incluso dejar libre a la otra persona para que sea feliz.
Aquí escribo lo que siento, no me voy por el camino obligado sino por el escogido.
Amo al ex-divino. Cada rato cambio de parecer y la conciencia dice que eso se murió, pero lo amo. Como que otro me gusta pero sigo amando al mismo. Es simple: si no lo amara no lo recordaría como lo hago, ni buscaría la forma de olvidarlo con destino a otros fracasos.
Dije que ya no me emocionaba como antes y así es, solamente me resigné a verlo como pasado y no presente. Sigo escuchando las canciones que me presentó o que formaron parte que aquella historia, ya no lloro pero en este momento quisiera hacerlo sin detenerme.
Vi en televisión a cierta persona que hizo una prueba de amor verdadero y había 3 cosas que comprobar: amistad, fidelidad y fe.
De fidelidad no quiero hablar…eso duele y lo acepto, lo admito, pasaron tres semanas y sigo sin entender.
Amistad desde el principio, aún intento mantenerla.
Fe? Siempre la tuve y él lo sabe.
Continúo dentro del efecto y los recuerdos son inmortales, estoy enamorada y amo al ex–divino, mueran los espejismos…

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