Cada generación en mi familia tenía en su mayoría mujeres, siempre había historias que se repetían y por consiguiente una de ellas que sobresalía.
Había muertes, abandonos y amores que superar, todo el grupo de princesas tenía que pasar por algo de aquello antes de llegar a su respectivo reinado, todas somos mujeres fuertes y ahora era mi turno, el liderazgo que me correspondía por ser la consentida del origen : mis abuelos.
Mi prueba a superar era el amor. Estaba mutilado por mentiras en indecisiones, mi corte externa aconsejaba dejar todo en el pasado y alguien decía que si yo cedía a mis sentimientos seria el principio de una historia sin fin.
No negaba amar y extrañar al sujeto, él lo sabe. Mis primas aconsejaron no regresar al igual que mi corte, incluso la líder de la generación pasada : si no hay confianza de nada te sirve el resto de todo. Amar y no confiar, otra de las tantas partes de la historia.
Todavía desconozco el resultado de la prueba, mi confusión en la batalla de lo que debo hacer contra lo que siento, cubría de niebla todo el transcurso de la historia.
Soy la princesa que cree en los cuentos, el rosa y el azul, la heredera al trono. Se supone que la que tenía la razón en los asuntos sobre los que se le preguntaba, la que era buena hija, buena estudiante y todas esas cosas, la que era el ejemplo a las otras princesas y me encontraba ante el posible tropiezo que habian cometido otras , caer en el amor sin importar lo que fuera de mi.
Entonces decidí dejar todo por la paz para dejar de preocuarme y permitir al tiempo hacer su trabajo, si el destino era estar juntos ése momento llegaría y si no lo era, así como nos unió, terminaría por separarnos.

Comentarios