Hoy no tenía ganas de pensar en lo que dije o dijiste, de recordar lo que hiciste o hice, solo quería hacer lo que se me ocurriera.
Soñé que te besaba, tú preguntabas por qué y yo te respondí que de lo contrario hubiera muerto. Por un instante que no fue breve pensaba en abrazarte muy fuerte y no dejar que pronunciaras palabra alguna, solo abrazarte.
Te leías muy triste.
Hoy hubiera querido cantar hasta ver que sonrieras. Con suerte y hasta hubiera bailado tango. Sabes que te quiero, así que haría lo que fuera por verte sonreir, siempre ha sido así.
Una vuelta al mismo grupo de canciones hace que reviva toda la historia: amanecer, resplandor y ocaso. Un ocaso como los que sólo se ven en el cine: muy lento y con tonos brillantes en cada uno de sus colores.
Hoy te amo igual que ayer, igual que mañana...

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