Me matas muy lentamente, no te veo ni te escucho y cada día muero un poco más.
El frío llega a cada rincón de todo lo que soy y como siempre no dejo de pensar en tí, en todo lo que compartimos.
Odio haber provocado mi muerte, se que me odio porque te amo, mis sentimientos se rehusan a dejar el paraiso que les diste y en ellos es como si nada hubiera ocurrido.
Mi alma ve fragmentos del "nosotros" en todo su alrededor, los dulces, el cine, la comida china, la música...y cada instante se rompe más con tu maldito silencio.
Quisiera mover mi vida, seguirla y guardarte, pero ésa idea no sirve. Parte de mí está congelada por todo el calor que me falta. No quiero hablar, no quiero oir a nadie, no quiero saber nada, quiero irme al mar y convertirme en espuma, quiero olvidar lo que soy, quiero dejar de existir,quiero dejar de extrañarte, quiero dejar de amarte, quiero puros imposibles, pero sobre todo...te quiero a ti.
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