Lo sabía...
ibas a romperlo, a dejarlo peor de como estaba
y de todos modos te lo di de principio a fin.
Alli estaba yo, caminando por lo habitual acostumbrado.
Con el traje de princesa y los respectivos destellos.
Era el primer dia de la nueva vida, donde se supone
aprendemos a adivinar el futuro y a hacer las cosas como se deben,
para bien o para mal nos topamos, ya ni sé.
Tú portabas el traje de galán, inocente de mi...
tonta de mi que me fui con la finta.
Hablabas de mundos desconocidos y oscuros,
del viaje entre dimensiones, de seres de otro lado.
Yo lo crei todo, decidí viajar contigo.
Más de una vez tuve que ir por ti,
el pequeño corazón rosa latía lo suficiente para los dos,
tu sangre, tu vida y todo aquello que pudieras necesitar,
el pequeño corazón rosa te amaba.
El reloj dió otro giro,
ahora la arena nos ahoga
y yo puedo ver como el pequeño corazón rosa
se desangra hasta convertise en piedra.
La sangre la riegas con tus pasos,
ese color rojo brillante se pierde,
no puedes ver la salida
y el pequeño corazón rosa se muere.
Y esas heridas cambian el color,
el rosa se pierde en el cielo al atardecer,
se prepara para el último suspiro
en la palma del charlatán
que veranos anteriores
vió como el galán de cine que tanto soñó...
ibas a romperlo, a dejarlo peor de como estaba
y de todos modos te lo di de principio a fin.
Alli estaba yo, caminando por lo habitual acostumbrado.
Con el traje de princesa y los respectivos destellos.
Era el primer dia de la nueva vida, donde se supone
aprendemos a adivinar el futuro y a hacer las cosas como se deben,
para bien o para mal nos topamos, ya ni sé.
Tú portabas el traje de galán, inocente de mi...
tonta de mi que me fui con la finta.
Hablabas de mundos desconocidos y oscuros,
del viaje entre dimensiones, de seres de otro lado.
Yo lo crei todo, decidí viajar contigo.
Más de una vez tuve que ir por ti,
el pequeño corazón rosa latía lo suficiente para los dos,
tu sangre, tu vida y todo aquello que pudieras necesitar,
el pequeño corazón rosa te amaba.
El reloj dió otro giro,
ahora la arena nos ahoga
y yo puedo ver como el pequeño corazón rosa
se desangra hasta convertise en piedra.
La sangre la riegas con tus pasos,
ese color rojo brillante se pierde,
no puedes ver la salida
y el pequeño corazón rosa se muere.
Y esas heridas cambian el color,
el rosa se pierde en el cielo al atardecer,
se prepara para el último suspiro
en la palma del charlatán
que veranos anteriores
vió como el galán de cine que tanto soñó...
Comentarios