"El miedo que no quiero admitir"

Cuando me da por criticar una película, una serie o una novela,
siempre alego que los personajes tienen un límite de situaciones
que llegan a un punto donde ya no les pueden pasar más cosas
porque simplemente nos referimos a historias ficticias y con tanto asunto
pierden credibilidad.
Error.

Resulta que las últimas semanas han sido toda una montaña rusa,
las emociones me han dejado el corazón en un estado sumamente frágil.
No digo que el corazón se ha quedado frío y vacío, es solo que tiene miedo
y no quiero ni imaginar lo que me espera.

Soy tan divertida y me siento ficticia,
dramas amorosos,
dramas familiares.
Ahora el trabajo es el menor de mis problemas.

Vivo como zombie,
me rehuso a sentir la felicidad que ciega,
porque duele demasiado ver que todo se va a la basura
y que ni siquiera era real.

Las princesas modernas no tenemos tiempo para tener miedo,
o más bien buscamos negar por todos los medios que lo sentimos.

Duermo pero no descanso,
me duele todo,
me lloran los ojos de pensar
y ya no tengo prioridades.
Solo deseo que el día termine,
que llegue una nueva oportunidad.

No quiero admitir que tengo miedo,
no quiero decir que tengo miedo,
no quiero soñar nada,
¿pero la verdad?
Tengo miedo, mucho y me lo aguanto.

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