Él es nada

La vida gira en torno a los sueños y los momentos en que uno se percata de que está despierto.
Creo que ya he mencionado lo difícil que me es admitir cuando me equivoco o admitir lo que me duele.
Jamás dejaré de ser una persona que no gusta de salir los fines de semana y embriagarse,
en mi cabeza no cabe pensar como alguien puede ingerir tanto alcohol o no descansar luego de una semana pesada.

Hoy viernes por la noche me sigue retumbando la idea de todo lo que ha pasado por esperarlo a él.
Una espera que no termina y que no me ha llevado a nada.
Estaba con la idea de no involucrarme y todo mundo me dijo "te va a llegar y vas a ver".
Cierto.
Él cambió todo y es hora que todo se siente vacío.
Hablamos, entiendo lo que pasa y de repente mi niña interior hace el berrinche de que lo quiere y lo necesita.
Ya se me acabaron las ideas para explicarle que no está ni estará.
Pienso que tengo la cabeza llena de esperanza
entre luciérnagas y mariposas me gusta imaginar que mañana será diferente,
y con mil mañanas cada vez es más claro que éste no es mi lugar.
Siento que no quiero estar aquí, que ya no hay nada.

Y cuando atravesemos el mar ¿qué será de esta princesa?
Literalmente no abrá nada y entonces lo que se construya será otro mundo.

Quizá sigan pasando los minutos cuando me veo al espejo,
cuando escucho esas canciones que me estrujan el corazón porque de alguna manera debo hacer que sienta algo.
Cantando con una guitarra que tiene las cuerdas rotas pareciera que no se escucha nada,
pero por lo menos suena una voz un poco quebrada.

Podré decir que huí lo suficiente.